Hoy Cataluña y Barcelona conmemoraban una derrota. Era histórica, no futbolística. Un 11 de septiembre, como hoy pero de 1714, Barcelona caía en el dominio de las tropas borbónicas, guiadas por el mercenario inglés Mariscal-Duque de Berwick, durante la Guerra de Sucesión Española y tras catorce meses de resistencia. Con los años, esta derrota pasó a ser el Día Nacional de Cataluña (La Diada), ni los más pretenciosos imaginaban que el partido de hoy también sería historia y, como entonces, por ser una derrota, aunque ésta no tendrá tantos festejos y recuerdo en 'Can' Barça. La tropas herculanas, incontestables e infranqueables durante todo el partido, aprovecharon el cansancio del Barça y desesperaron al campeón, que acabó renunciando a sus ideales preso de la desesperación una vez que Valdez ya había convertido los dos goles. El Barça asedió al Hércules por momentos aunque esta vez con más pasión que idea y, resignado, al equipo de Pep sólo le quedó felicitar al recién ascendido Hércules y a su técnico.
Esteban Vigo volvía a su casa, donde triunfó durante diez años (1977-1987) con la premisa de salir a jugar y así lo hizo. Era David contra Goliat. El recién ascendido ante el campeón. Sin miedo ni complejos. Y se incendió el Camp Nou. Nelson Haedo Valdez, ese paraguayo que enloqueció a España en el Mundial, se erigió en líder de los herculanos y en el azote de los azulgrana. Se movió, luchó, impuso su corpulencia y para ratificar el acierto de la dirección deportiva del Hércules marcó los dos goles, el primero, no sin dramatismo. Sacó Drenthe una falta cometida sobre él que pudo suponer la expulsión del debutante Mascherano, ya amonestado, y tras varios rechaces con Valdés de por medio, el delantero paraguayo se encontró la pelota franca para provocar la extrañeza general.
Antes del gol, con un Barça dominador y confiado, la principal atracción era el jugador del Real Madrid cedido al Hércules, Royston Drenthe. Porque él en sí es un espectáculo y porque era interesante su pulso con la afición blaugrana, que le pitó desde el inicio. Y ya sabemos como afectan al holandés los pitos. Empezó extra revolucionado y acabó extra revolucionado hasta que le cambiaron. Es un torbellino puro, para lo bueno y lo malo. En el minuto 21' tras una bicicleta fallida, el holandés recibió una pequeña clase magistral del gran Messi, que le birló el balón y le regateó sin tanta parafernalia pero con más rapidez y decisión. Drenthe tomó ejemplo y cuatro minutos después se fue a la aventura solo, tras apoyarse en Trezeguet. Mascherano se jugó la expulsión (fue amonestado antes por cortar una contra similar de Valdez) y le frenó derribándole por detrás con el cuerpo. Velasco Carballo pitó la falta y dejó impune al argentino. La recompensa para el Hércules llegó tras la ya narrada falta que significó el 0-1.
Después del primer gol, imagínense: asedió total del Barcelona, con Gerard Piqué como hombre más peligroso, aunque suene raro. También Villa inquietó con un tiro con la zurda; Adriano con un par de pases de la muerte; y Messi, con alguna de esas penetraciones por el centro en las que lleva el balón atado con cuerda. Pero el Hércules se fue intacto al descanso, eso sí algo desfondado. Esta impresión daban los gestos exhaustos de Valdez, que luego se reharía, y Trezeguet, que por cierto también se jugó la expulsión por un absurdo manotazo a Adriano. El colegiado amonestó a los dos, uno por golpear y otro por exagerar.
Reculó Guardiola en el descanso y llamó a Xavi y Pedro en el descanso. Luego a Alves cuando ya había marcado el segundo Valdez. No se esperaba a un Hércules tan fiable y compacto y había reservado a Xavi, Pedro, Alves y Busquets, pero ante la valentía herculana, Pep tiró de los titulares que tenía en el banquillo.
Y con Xavi, el Barcelona (y cualquier equipo), mejora, crece, se transforma. Pasa de convencional a excelente, de llano a imaginativo, de peligroso a demoledor. Eso parecía en los primeros minutos de la primera mitad, pero no era el día del Barcelona y el Hércules demostrós de nuevo ser impredecible y valeroso. Cortés y Tiago Gomes se la liaron a Maxwell por banda. El pase al punto de penalti de Gomes fue reventado por Valdez, el hombre del partido, que esta vez generó el drama. El paraguayo es el nuevo 'mercenario inglés', se ha convertido en el protagonista de la caída del Barcelona, que no perdía en Liga en su casa desde hacía dieciseis meses.
En los 30 minutos restantes vimos a un Barcelona irreconocible: precipitado e impreciso. Alejado de sus valores y del ideal de Pep Guardiola, que no dio con la tecla para desarmar a un perfecto equipo adiestrado por Esteban Vigo. La visita del 'Boquerón' al Camp Nou parecía ser un premio a su trayectoria y un homenaje a sus años como jugador y entrenador de la cantera azulgrana, y aunque se presumía que saldría goleado, se va enaltecido tras hacer retumbar los cimientos del imperio blaugrana.